sábado, 6 de febrero de 2021

Para ELLOS HABLAN con Lydia Cacho



Para su libro ELLOS HABLAN, Lydia Cacho puso a hablar a varios hombres sobre el machismo y sus avatares. Este es mi testimonio para ella.


«No tengo clara la primera vez que tuve conciencia de ser hombre y ser diferente a las niñas. Tengo recuerdos dispersos, pero el más persistente es lúdico. Alrededor de los tres o cuatro años, tal vez. La imagen de estar jugando con mis primas y unas vecinas a ser doctores y examinarnos mutuamente desnudos, llenos de risa.» Recuerdo la emoción de curiosidad y a la vez de felicidad de mirar y tocar con delicadeza, muy levemente, y ser tocado. Es curioso que no recuerdo vergüenza, pero sí cierta intimidación de ser examinado. Tampoco hubo en esa experiencia una excitación como la que tuve después, cuando vivíamos en el desierto y a los niños y niñas nos bañaban en los patios, con cubetas de agua tibia. Había una vecina que era un poco más grande que yo y recuerdo claramente la sensación de excitación, de sentir latir el corazón en mi pene, al ver cómo el agua escurría por su espalda y le daba a sus nalgas erguidas un brillo húmedo y a la vez una caricia. No sabía qué me estaba sucediendo, pero me gustaba y me llenaba de felicidad recordarlo. Nos hicimos amigos y yo jugaba a lo que ella quisiera y viceversa. No relacionaba mis órganos sexuales ni mi excitación con las supuestas actitudes que debíamos tener los niños. Tampoco recibía de mis padres ni de mi entorno señales de conductas específicas de hombrecito. Recuerdo solamente que en determinado momento el mundo de los niños y las niñas se dividía entre los que eran golpeadores y agredían a todos y los que no. Había niños y niñas violentos. Pero era más común que fuera un niño el peor. Lo que ahora se llamaría bullies; entonces no se usaba ni siquiera el término de abusadores. Eso eran. Recuerdo, cuando ya vivíamos en la colonia Roma, en la calle de Coahuila, un momento en el que yo me ponía entre unas vecinas que eran mis amigas y un vecino más grande y gordo que trataba de pegarles. Yo resultaba golpeado, pero yo pretendía que no me dolía para molestarlo más. Él me gritaba: “Soy más hombre que tú y más fuerte”. Yo me reía diciéndole que no era tan fuerte ni tan hombre. Que ni dolía. Después de un par de moretones mi madre me interrogó y no le pareció muy buena idea mi estrategia. Me dijo: “Los niños, cuando de verdad son hombrecitos, no les pegan a las niñas. Es un pobre maleducado, seguramente su papá le pega a su mamá y es lo que ve en su casa. Pero no le tengas lástima: vas a tener que pegarle para que deje de molestarlas y deje de pegarte. Si no, al rato vas a estar todo moreteado. Y yo me voy a enojar tanto que voy a castigarte. Tienes que detenerlo”. Me vi obligado a ser violento. No se lo esperaba. Pero resultó. Nunca volvió a molestarnos. A los otros niños y niñas les pareció que yo había hecho algo especial. A mí no me lo parecía. Fui obligado a ser como él y no lo disfruté ni tantito. Su nariz ensangrentada me daba un poco de lástima. Me acusó con su madre. Ella vino y me gritó y lo entendí todo. En esa casa todos gritaban y golpeaban. Y se fue golpeando a su hijo por dejarse golpear por mí. Yo ni siquiera lo detestaba. «¿El machismo? Para mí es una enfermedad social, una violencia contagiosa y difundida por todos los medios; el principal es el ejemplo.» Su idea y su mensaje de desprecio por la mujer es explícito e implícito. Está presente en todas las situaciones familiares. Y en todas las situaciones sociales. Creo que nadie se escapa totalmente de estar alguna vez bajo sus dominios. Contrarrestarlo y, si se puede, anularlo implica un gran esfuerzo y es tanta su penetración que ese esfuerzo nunca cesa. La patología machista renace siempre de sus cenizas. Y los niños con frecuencia la padecen tanto como las niñas. Nadie puede presumir de haber dejado de ser machista cien por ciento. Siempre se está en proceso de serlo o dejar de serlo. No hay punto muerto. Si no se avanza se retrocede. Ahora me doy cuenta de lo importante que fue haber crecido entre cuatro primas hermanas más o menos de mi edad. Cinco, si se cuenta a una un poquito más joven. Y fuimos de verdad muy cercanos. Y me fui enamorando de cada una en serie. Fui descubriendo con cada una gustos y placeres muy distintos. Luego sufrí un poco al principio cuando ellas se enamoraron de otros y tuvieron novios, pero aprendí pronto a ser su cómplice muy íntimamente y para siempre. La amistad, incluso amorosa, entre hombres y mujeres es un antídoto del machismo. «Tal vez debería incluirse en una definición del machismo, además del menosprecio y la violencia, la radical falta de amistad profunda entre hombres y mujeres, desde la infancia.» Sí, la infancia marca. Un hombre, desde niño, está mal educado para tener amigas; todo lo convierte en conquista, en dominación. Con frecuencia no sabe qué es la amistad. Que no es evacuación del erotismo sino todo lo contrario. La amistad es una de las formas del amor que se manifiesta y vive de maneras muy distintas. Para mí fue fundamental para comprender algo más del machismo, ya en la juventud, mi vida con mi pareja Margarita de Orellana. Nos conocimos cuando ella era discriminada por ser mujer para entrar a una universidad. Un director había establecido que sólo se admitiría treinta por ciento de mujeres, aunque tuvieran mejores calificaciones que muchos hombres, por esta aberración de director que pensaba que las mujeres se casan y por ello su educación era considerada “un desperdicio”. Ella no se detuvo hasta que fue admitida y el director comprendió un poco la estupidez discriminatoria de su política de admisión. Ella me hizo su cómplice. Después vivimos juntos muchos años en Francia, donde el feminismo había permeado todos los estratos de la vida y no era tan escolar y universitario como en México. No era sólo una cuestión de ideas y de política militante. El aprendizaje se multiplicó, como las lecturas posibles, y las modificaciones de la existencia. De Margarita y con ella sigo aprendiendo todos los días en todas las dimensiones de la vida y del pensamiento. Aprender dónde y cómo brota el machismo es algo que no cesa. «Con mucha frecuencia me encuentro hombres, sobre todo de mi generación, pero los hay en todas, que consideran que mi escritura y los temas literarios de mis libros y ensayos en revistas no son suficientemente masculinos.» Cualquier cosa que eso sea en su imaginación. Para mí se traduce en una extraña obligación social de “hacer más de lo mismo” que hacen otros. Mi negativa es orgánica, antes que nada. Cuando me condenan sobre todo pretenden negar el esfuerzo esencial que está detrás de toda mi escritura, que ha sido “escuchar” a las mujeres, a lo que me cuentan de su deseo. Detener los ímpetus del mío y convertir el mío en placer distinto, atento a la otra persona, sobre todo si se le ama. El deseo es sed de conocimiento. ¿Otros escritores? Pues los insultos que me dedican siempre son sexistas. El que más me gusta es cuando me acusan de ser un hombre “claudicante” ante la mujer. Para muchos la sensualidad no es un valor masculino, la ternura mucho menos. Lo más grave es que su esquema de sexualidad burda les obliga a tener una concepción también torpe de la literatura y de las artes. Una concepción realista y evidente, de dramatismo obvio. Por ejemplo, en mi primera novela, Los nombres del aire, toda la narración se desarrolla en un nivel erótico de muy sutil sensualidad. Para demostrar lo intencional de mi intento y establecer un contraste introduje una escena un poco burda con un personaje abusivo. Pues hubo varios críticos literarios a los que esa escena les pareció la única buena del libro, la que mostraba el camino a seguir sobre la sexualidad y la violencia. La verdad es que a mí nunca me ha importado demasiado esa descalificación. Ni siquiera me extraña; me divierte. Pero me doy cuenta de que es como decirle al golpeador que sus golpes no me duelen. La verdad es que esos críticos se definen a sí mismos y exhiben su incapacidad, su patología machista, su poder ridículo en acto. Otros machistas les harán eco. Una gran mayoría, tal vez, hará lo contrario. «¿El miedo más grande del niño? El de la violencia física de los adultos sobre su persona es tan normal y tan frecuente que pensarlo da vértigo.» La violencia de la burla o la descalificación es metáfora de la violencia física, corporal. Y son tantos los niños que se sienten obligados a entrar en sintonía con la violencia del ambiente que se vuelven ellos mismos agresivos. Y es muy raro que encuentren a su alrededor ejemplos de conductas alternativas. Son verdugos chiquitos, proyectos de monstruos grandes. Su sexualidad será manifestación de eso y con ella todas sus relaciones de todo tipo con mujeres y con hombres, sobre todo en situaciones de poder. Nunca me ha parecido malo tener miedo. Incluso una de las exigencias más comunes para “ser hombrecito” es no llorar y no tener miedo. El miedo es humano. Aceptarlo es antídoto contra el miedo, no pretender a la fuerza que no se tiene. Los niños con frecuencia son obligados a pretender que no tienen miedo y por lo tanto lo reprimen, como reprimen el llanto. Bajo la violencia de la educación machista los niños tienen miedo de tener miedo y tienen miedo de llorar, pulsiones incontrolables algunas veces. Desgraciadamente controladas tantas otras con gestos de violencia excesiva que acompañan lo que sí se considera masculino. ¿Los hombres de mi infancia? Tanto mi abuelo paterno, Joaquín, como mi padre, del mismo nombre, eran hombres dulces, sin temor de abrazar y besar a sus hijos. Nada violentos, siempre deteniendo la rabia posible para introducir un pensamiento, una reflexión sin moraleja impuesta a los demás, el placer compartido de una idea, de un gusto. Ambos fueron enamorados encendidos, capaces de profundas complicidades con sus esposas. Bailarines irredentos. Hedonistas modestos. Vivían sin culto por el poder, el dinero o la fama: ni venerarlo ni tenerlo. Y un enorme culto por la belleza, sobre todo de mi padre, quien, entre otros oficios, fue pintor e ilustrador, músico e inventor. Mi padre nunca tuvo miedo de manifestar sus opiniones, pero tampoco se enamoraba de ellas. Lo mismo podría decirse de sus gustos. Y era extremadamente respetuoso de las ideas ajenas, hasta de sus prejuicios. “Las personas son mucho más que sus opiniones. Si discutes eternamente sobre ellas te quedas sin conocer todo lo demás que cada quien lleva dentro”, me decía. Sin tratar de darme lecciones, ambos me forjaron con su ejemplo de masculinidad, sin duda. Entre más los pienso más me doy cuenta. Me marcaron también por contraste: tanto mi otro abuelo, el materno, Alejandro Lacy, como muchos otros hombres adultos eran radicalmente distintos en cada uno de los rasgos con los que he descrito al abuelo paterno y a mi padre. Lo más común es la intolerancia, los prejuicios, la falta de reflexión y el desprecio clasista, sexista, racista, que siempre es una forma de violencia. Los contrastes eran muy abruptos. Y tanto mi abuela como mi madre se encargaban de hacerlo notar de vez en cuando. A los abusadores sistemáticos, a los bullies, es mejor no responderles en sus términos mientras sea posible. Cuando un hombre famoso argumenta cómo “ser hombres de verdad”, seguramente es en el fondo un hombre muy frágil. Hay que escucharlo y descubrir esa fragilidad, cubierta por una impostura. Hay que aprender a desmontar esa mentira y exhibirla sutilmente al principio, pero cada vez con más contundencia. A la seriedad de su llamado responder con risa, a la supuesta risa de lo que diga responder seriamente, a sus respuestas convertirlas en preguntas y a sus preguntas hacer más preguntas desde otro ángulo. Exhibirlo como lo contrario de lo que dice. A los preadolescentes yo les hablaría de lo importante que es construir la amistad entre hombres y mujeres a un nivel más profundo, nunca excluyendo el vínculo erótico siempre presente. Cada machín que va dando ejemplo es un caso a tratar, un nudo que desatar, una mentira que se abre y se desvanece al viento; si se le sopla con firmeza más que con fuerza, queda descubierto. No me siento aludido cuando alguien dice “los hombres violentos”, pero al mismo tiempo tengo conciencia de que ningún hombre escapa a algún condicionamiento machista interiorizado. Antes que nada, escucho atentamente cada caso. Trato de comprender lo que hacen los otros y lo que yo hago. Nada está exento de ser cuestionado. Los hombres que se sienten aludidos reaccionan con inseguridad agresiva cuando su fragilidad es señalada. El racismo existe como existe el sexismo y el clasismo. Esas taras, esas patologías, cada una a su manera, ciegan a los humanos. Y en esa ceguera, quienes más las ejercen y padecen más las niegan o niegan sus efectos nefastos en ellos, muchas veces con violencia. Es parte de la patología sexista. «Yo creo que el tema de “la cobardía” o la falta de militantismo antimachista es más complejo de lo que parece. Por una parte, no basta con tener conciencia y levantar el puño en abstracto. Rápidamente eso se convierte en una presunción machista.» Veo recientemente a todos los hombres que de pronto se dicen públicamente feministas mientras desprecian al mismo tiempo a varias mujeres y no dejan de tener actitudes francamente sexistas y arranques de machines oxidados. Y no parecen darse cuenta. Casi podría decirse que una cosa viene con otra. Porque creen que el machismo es una opinión cuando es en realidad un modo de vida. Es y está en todo lo que hacemos y cómo lo hacemos. No se trata sólo de tener miedo al más fuerte o a perder privilegios. El machismo es una patología activa en todos los frentes, en todas las dimensiones de la vida: desde la cama y la mesa hasta el tiempo libre, desde el trabajo hasta el baile, desde las ideas hasta los gustos. Desde el aseo cotidiano hasta la idea que se tiene o no se tiene de la divinidad. No se trata de ser buenos o ser malos. Y ya sabemos que no hay nadie más malo que el que se cree con certeza muy bueno y superior a los otros. Esto no quiere decir que no haya remedio. Todo lo contrario. El remedio es minúsculo y mayúsculo al mismo tiempo. Se requiere una casuística incesante, una irradiación cotidiana no sexista, una actividad que sea más actitud propositiva que militantismo de llamarada de petate antimachista, y debe ser la vida, toda la vida.

jueves, 12 de junio de 2014

Para salvar a la mariposa Monarca

GRUPO DE LOS CIEN INTERNACIONAL
y
MAKE WAY FOR MONARCHS
A MILKWEED-BUTTERFLY RECOVERY ALLIANCE
14 de febrero de 2014

Sr. Presidente Enrique Peña Nieto
Sr. Presidente Barack Obama
Sr. Primer Ministro Stephen Harper

Honorables Caballeros:

DISMINUCIÓN DE LA MIGRACIÓN DE MARIPOSAS MONARCA EN AMÉRICA DEL NORTE

Entre el sinnúmero de organismos que han evolucionado a lo largo de la historia de la vida en la tierra, las mariposas monarca son consideradas como uno de los más extraordinarios. Muy tristemente, su fenómeno migratorio multigeneracional, considerado único entre los seres vivos  y que se da a través de nuestro inmenso continente, su espectacular conglomeración invernal en el eje neo-volcánico del México central, y su valor educativo para los niños de México, Estados Unidos y Canadá se encuentran gravemente amenazados. Habiendo monitoreado la población de monarcas durante las últimas dos décadas nos hemos dado cuenta que la situación es muy desalentadora. Tras sufrir una disminución contínua de la población, el área total ocupada por las mariposas se ha caído de un promedio de 6.7 hectáreas durante 20 años de  monitoreo a una baja récord de 0.67 hectáreas en la temporada actual, representando una reducción del 90%. Este invierno, han llegado mariposas a tan sólo siete de los doce sitios tradicionales, y solamente uno de ellos, El Rosario,  con 0.5 hectáreas, tuvo una población sustancial.

La disminución tiene dos causas principales:

1.- Pérdida de su hábitat de reproducción. El área mayor de reproducción en el verano de la mariposa monarca se encuentra en las praderas ricas en flores del centro de Norteamérica, donde la fuente alimenticia de la monarca, el algodoncillo, crece en abundancia. Sin embargo, durante la última década se han incrementado a tal grado los cultivos de maíz y soya que han sido modificados genéticamente para resistir la aplicación de herbicidas que ahora representan el 90% de las plantaciones totales. Poco después de que las semillas de soya y maíz germinan, los campos son rociados con herbicidas que matan cualquier otra vida vegetal, incluyendo los algodoncillos, que son la única fuente de alimento de las larvas de la monarca. Más todavía, gracias a los incentivos económicos para producir etanol de maíz, la plantación de maíz en los Estados Unidos  se ha expandido de 31.5 millones de hectáreas en 2006 a 39.3 millones de hectáreas en  2013.
Campos en barbecho, cultivos en hilera, y cunetas a lo largo de las carreteras donde solían crecer los algodoncillos, además de tierras que previamente eran preservadas como parte del Programa de Conservación de Reservas de los Estados Unidos, han sido convertidos en monocultivos. Una pérdida adicional del hábitat es consecuencia del desarrollo y la expansión urbana. De manera general, la agricultura químicamente intensiva está amenazando a la monarca y a otros polinizadores,  desintegrando el tejido de nuestros ecosistemas.

2.- Degradación del hábitat invernal. Las monarcas que hibernan dependen de la cubierta protectora no degradada constituida por los bosques de oyamel en México. A pesar de que el gobierno mexicano ha logrado detener gran parte de la tala ilegal que amenazaba los bosques que albergan a las monarcas, la nociva tala hormiga continúa.

¿Qué se puede hacer? Para que el fenómeno migratorio y de hibernación de las monarcas pueda sobrevivir en América del Norte, debe iniciarse una mitigación de la pérdida del hábitat de reproducción. Mientras México está lidiando con los problemas de la tala, Estados Unidos y Canadá deben enfrentar los impactos negativos de sus políticas agrícolas actuales. Utilizar los espacios en las cunetas de las carreteras para las plantas nativas, incluyendo los algodoncillos, puede convertirse en una herramienta importante para reponer parcialmente la pérdida del hábitat. Hay 5.1 millones de kilómetros de carreteras al este de las Montañas Rocallosas. Si fueran plantadas con algodoncillos  todos los bordes de aproximadamente 7.6 m. de ancho de las carreteras, entonces las carreteras del este de Estados Unidos podrían  contribuir con más de 7.7 millones de hectáreas de hábitat de algodoncillo. Si dos monarcas fueron producidas por cada 0.4 hectáreas de hábitat, entonces estas cunetas podrían producir casi 40 millones de mariposas, i.e., alrededor de la décima parte del número promedio de monarcas que han invernado  en México durante los últimos veinte años. Dentro del corazón agrícola de Estados Unidos, un segundo esfuerzo de mitigación debería promover zonas de amortiguamiento más extensos  de comunidades de plantas nativas en los márgenes de los campos. La colaboración de las comunidades agrícolas en la exclusión de cultivos en los márgenes de los campos podría contribuir de manera significativas para que continúe existiendo la mariposa más venerada del mundo. Un programa de incentivos para los granjeros para que dejen áreas libres de sustancias tóxicas para los algodoncillos y los polinizadores podría ser un paso en la dirección correcta.

Una medida impostergable será la creación de un corredor de algodoncillo en toda la ruta migratoria de la mariposa monarca a través de nuestros países. Esto mostrará la voluntad de nuestros gobiernos de salvar el símbolo viviente del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Los abajo firmantes esperamos que ustedes puedan discutir el futuro de la mariposa monarca durante la Cumbre que tendrá lugar en Toluca, Estado de México este 19-20 de febrero de 2014.

Atentamente,
Homero Aridjis          Dr. Lincoln P. Brower
Presidente, Grupo de los CienSweet Briar College
Dr. Gary Paul Nabhan
           Co-Facilitator, Make Way for Monarchs

Firman:
CIENTÍFICOS INTERNACIONALES DE LA MARIPOSA MONARCA
Dr. Alfonso Alonso, Smithsonian Institution, EEUU
Dr. Sonia M. Altizer, University of Georgia, EEUU
Dr. Michael Boppre, University of Freiburg, Alemania
Dr. Lincoln P. Brower, Sweet Briar College, EEUU
Dr. Linda S, Fink, Sweet Briar College, EEUU
Dr. Barrie Frost, Queens University, Ontario, Canadá
Dr. Jordi Honey-Roses, University of British Columbia, Canadá
Dr. Pablo F. Jaramillo-López, UNAM, Michoacán, México
Dr. Stephen B. Malcolm, Western Michigan University, EEUU
Dr. Karen Oberhauser, University of Minnesota, EEUU
Dr. Robert M. Pyle, Grays River, Washington, EEUU
Dr. Isabel Ramirez, UNAM, Michoacan, México
Dr. Daniel Slayback, Science Systems & Applications, Inc., MD, EEUU              
Dr. Orley R. Taylor, University of Kansas, EEUU
Dr. Stuart B. Weiss, Creekside Center for Earth Observations, CA, EEUU
Dr. Ernest H. Williams, Hamilton College, EEUU
Dr. Dick Vane-Wright, the Natural History Museum, Londres, Reino Unido
Dr. Myron P. Zalucki, University of Queensland, Australia

ESCRITORES Y ARTISTAS

ESTADOS UNIDOS:

Kwame Anthony Appiah
John Ashbery
Paul Auster
Deirdre Bair
Russell Banks
Rick Bass
Magda Bogin
Sarah Browning
Christopher Cokinos
Robert Darnton
Alison Hawthorne Deming
Junot Diaz
Rita Dove
Lawrence Ferlinghetti
Alexandra Fuller
Ross Gelbspan
Sue Halpern
Sam Hamill
Robert Hass
Tom Hayden
Edward Hirsch
Siri Hustvedt
Jewell James (Lummi Tribe)
Robert Kennedy, Jr.
George Kovach
Nicole Krauss
Peter Matthiessen
Michael McClure
Bill McKibben
Askold Melnyczuk
Michael Palmer
Janisse Ray
Jerome Rothenberg
Dick Russell
Michael Scammell
Grace Schulman
Alex Shoumatoff
A. E. Stallings
Judith Thurman
Melissa Tuckey
Chase Twichell
Rosanna Warren
Eliot Weinberger
Alan Weisman
Terry Tempest Williams
Michael Wood
City Lights Books

MÉXICO:

Homero Aridjis
Lucia Alvarez
Juan Domingo Arguelles
Chloe Aridjis
Eva Aridjis
Alberto Blanco
Coral Bracho
Federico Campbell
Marco Antonio Campos
Ana Cervantes
Jennifer Clement
Elsa Cross
María José Cuevas
Ximena Cuevas
Pablo Elizondo
Laura Esquivel
Manuel Felguérez
Betty Ferber
Paz Alicia Garciadiego
Emiliano Gironella
Jose Gordon
Hugo Gutiérrez Vega
Barbara Jacobs
Daniel Krauze
León Krauze
Mario Lavista
Paulina Lavista
Silvia Lemus de Fuentes
Soledad Loaeza
Pura López Colomé
Jean Meyer
Sergio Mondragón
Angelina Muñiz-Huberman
Carmen Mutis
Gabriel Orozco
Carmen Parra
Fernando del Paso
Marie-José Paz
Elena Poniatoswka
Arturo Ripstein
Vicente Rojo
Cristina Rubalcava
Juan Carlos Rulfo
Pablo Rulfo
Alberto Ruy Sánchez
Isabel Turrent
Juan Villoro
Roger Von Gunten

CANADÁ:

Katherine Ashenburg
Margaret Atwood
Wade Davis
Gary Geddes
Graeme Gibson
Terence Gower
Emile Martel
Jann Martel
George McWhirter
Michael Ondaatje
Nicole Perron
Linda Spalding
John Ralston Saul

OTROS PAÍSES:

Pierre Alechinsky (Bélgica)
Ivan Alechine (Bélgica)
Gioconda Belli (Nicaragua)
Yves Bonnefoy (Francia)
Breyten Breytenbach (Sudáfrica)
André Brink (Sudáfrica)
Kjell Espmark (Suecia)
Maneka Sanjay Gandhi (Miembro del Parlamento, India)
Gloria Guardia (Panamá)
Alejandro Jodorowsky (Francia/Chile)
Nick Jose (Australia)
Dr. Helga von Kügelgen (Alemania)
Prof. Dr. Klaus Kropfinger (Alemania)
Norman Manea (EEUU/Rumania)
Hasna Moudud (Bangladesh)
Orhan Pamuk (Premio Nobel, Turquía)
Jonathon Porritt (Reino Unido)
Sergio Ramírez (Nicaragua)
Lélia Wanick Salgado (Brasil)
Sebastião Salgado (Brasil)
Simon Schama (Reino Unido)
Ali Smith (Reino Unido)
Lasse Soderberg (Suecia)
Hugh Thomas (Lord Thomas, Reino Unido)
Tomas Transtromer (Premio Nobel, Suecia)
Lucy Vines (France)
Per Wastberg,  (Suecia)
Fred Viebahn (Alemania)

CIENTÍFICOS Y ECOLOGISTAS

Dr. Gary Paul Nabhan (Make Way for Monarchs, University of Arizona, EEUU)
Dr. José Sarukhan K. (México)
Lester Brown (Earth Policy Institute, EEUU)
Gail Morris (Southwest Monarch Study, EEUU)
Scott Hoffman Black, (Xerces Society for Invertebrate Conservation and IUCN Butterfly  Specialist Group, EEUU)
Laura Lopez Hoffman (University of Arizona, EEUU)
Elizabeth Howard, (Journey North, EEUU)
Don Davis, (Monarch Butterfly Fund, Toronto, Canadá)
Claudio Lomnitz (Center for Mexican Studies, Columbia University, EEUU)
Amory B. Lovins (EEUU)
Serge Dedina (Wildcoast, EEUU)
Eduardo Nájera Hillman (Costasalvaje, México)
Arturo Gómez-Pompa (University of California Riverside, México/EEUU)
Scott Slovic, (Interdisciplinary Studies in Literature and Environment,University of Idaho, EEUU)
Garrison Sposito (University of California at Berkeley, EEUU)
Georgita Ruiz (Tierra de Aves A.C., México)
Manuel Grosselet (Tierra de Aves A.C., Mexico)
Diana Liverman (Institute of the Environment, University of Arizona, EEUU)
Valeria Souza (UNAM, México)
Eduardo Farah (EspejoRed, México)
Daniel Gershenson (México)
Joaquín Bohigas Bosch (Instituto de Astronomia, UNAM, México)
Jo Ann Baumgartner,  (Wild Farm Alliance, EEUU)
Jack Woody (Regional Director,Int’l Programs, US Fish & Wildlife Service, Retired)
Lummi Tribe
Native American Land Conservancy (incluye los tribus Chemehuevi, Kumeyaay, Cahuilla, Navajo, Paiute) EEUU
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martes, 13 de septiembre de 2011

LOS TRES DESAFÍOS ACTUALES
DE AQUELLA EXPULSIÓN




 El reto que enfrentó el dramaturgo José Ramón Enríquez al escribir La expulsión fue inmenso y fue triple. Incluso si le sobraban personajes interesantes y hasta apasionantes para mostrar el caso de los jesuitas que fueron obligados por la fuerza a exiliarse de la Nueva España en 1767.
Desde muy osados misioneros hasta sabios excepcionales, pasando por consejeros y confesores de poderosos y de humildes. Muchos de ellos son ampliamente mencionados en esta obra, como el Padre Kino, explorador y misionero apasionado de la Baja California. Otros surgirán directamente en escena. Especialmente Francisco Javier Clavigero, mejor conocido ahora con la ortografía Clavijero, el primero en escribir orgullosamente cuatro décadas antes de la Independencia “nosotros los mexicanos” refiriéndose a todos los estratos sociales y orígenes del entonces todavía virreinato de la Nueva España. Autor en el exilio de una obra que demostraba al mundo la complejidad y riqueza cultural y geográfica del México ancestral, del México real y natural y por ahí del México posible. Nada más y nada menos que sabio apasionado, emprendedor cultural, polemista y al mismo tiempo visionario.
Pero José Ramón Enríquez eligió atinadamente como eje de este drama a un jesuita muy joven, testigo de todo y con edad suficiente para haber vivido un periplo común a los expulsos novohispanos. Desde su natal Zacatecas y su noviciado en el emblemático Colegio de San Francisco Javier en Tepotzotlán, su exilio doloroso en Italia, hasta su regreso a México más de medio siglo después, pasando entre otros muchos sitios emblemáticos por Rusia, donde una reina considerada herética desobedecería ostentosamente al papa y daría asilo y sobrevivencia a los brillantes expulsos. Un jesuita con juventud suficiente durante la expulsión para, en su vejez y de regreso, poder contarla a los nuevos novicios de la orden restaurada en 1814. Y de paso a nosotros.
Enríquez dispuso también de un ramillete interminable de situaciones de enorme dramatismo. Comenzando por la manera en que la orden de la Expulsión fue llevada a cabo, tal como la cuenta uno de sus testigos, Francisco Javier Alegre, con la llegada a diversas ciudades de la Nueva España de cartas del Rey, sigilosas y secretas, selladas con orden de abrirse todas a la misma hora en los diferentes lugares donde hubiera casas jesuíticas. Órdenes complementadas por un preciso manual de aplicación. Quienes las abrían tendrían que hacerse acompañar de guardias severamente armados y centinelas en todas partes para tomar por la fuerza, al despertar a todos los jesuitas del virreinato, apoderarse muy especialmente de sus escritos, aunque también de sus pertenencias, arrebatarles sotanas e instrumentos de sus oficios para permitirles sólo lo mínimo indispensable durante el desolado viaje hacia Europa que les esperaba. En el cual la inclemencia, penuría y trasiego eran algunas de las condiciones a las que se les reducía: “Ya se darán extremaunción unos a los otros”, afirma uno de sus célebres verdugos. Situaciones muy ricas en significados que incluyen tanto la paradójica obediencia muda de los expulsos a la orden del rey y del papa, como el enorme desconcierto y hasta la rebelión de muchos de sus feligreses y educandos a lo largo de toda la Nueva España. Francisco Javier Alegre registra la inconformidad, incluso llevada hasta el  llanto, de algunos de los ejecutores de la orden, actuando contra sí mismos para acatar y hacer acatar violentamente la voluntad real.
O aquella polémica de Clavijero con los sabios europeos que consideraban sin restricciones que los suelos americanos pudrían tenazmente el cuerpo y el espíritu, creando seres inferiores conocidos como indoamericanos. Pero cuyos gases putrefactos que pudrían también a los europeos que pasaban demasiado tiempo ahí. Una polémica comparable en todo a la famosa y más antigua Controversia de Valladolid donde se discutía dos siglos antes si los Indígenas tenían alma o eran como animales.
Pero aún pudiendo contar con personajes de tal calado y envergadura,  aún con tantas situaciones tan acuciantes que relatar, e incluso con las pinceladas certeras y precisas que caracterizan su obra teatral, el reto para el dramaturgo no hace sino acrecentarse.
Y eso se debe a que es muy difícil comprender y hacer comprender a los lectores y espectadores de este siglo el significado profundo del momento histórico que a grandes pinceladas necesariamente se describe en estas breves páginas a través de unos cuantos diálogos intensos y certeros.
         Qué terriblemente arduo explicar que los personajes centrales de este drama se encuentran atravesados, como por un rayo, por una tragedia histórica de dimensiones difícilmente imaginables en términos contemporáneos. Y que esta misma dificultad es parte de la tragedia. Una que los conmociona y al mismo tiempo trastorna a la vida hispanoamericana con consecuencias que hoy, aquí para nosotros, son enormes. Porque se trató de una amputación histórica que nos arrebató una posibilidad de civilización distinta. La expulsión no es sino uno de los momentos, uno especialmente álgido sin duda, de esa ruptura en la cual se definió el camino de nuestras sociedades hacia un modelo de modernidad muy limitado y limitante, derivado de los principios de la Reforma que a través del jansenismo impregnó incluso a la Iglesia Católica en Europa y del cual actualmente vivimos una de sus reencarnaciones. Puesta en escena con la máscara de la modernidad lidereada por la economía y la tecnología norteamericanas. Se manifiesta en nuestro entorno de múltiples maneras que van desde la organización de la vida cotidiana, el desprecio de las dimensiones profundamente culturales por su baja participación en la acumulación de la riqueza, hasta el gusto y el lugar que se le da a la dimensión estética de la vida. El odio generalizado hacia las formas de esa otra opción amputada que hizo destruir en la gran mayoría de las iglesias de México los retablos barrocos para substituirlos por inexpresivos enseres neoclásicos es una muestra de esa ruptura. No se trata simplemente de estilos artísticos preferidos por cada época sino de toda una opción de civilización que junto con el barroco se convirtió en odiada y desechable. El mismo término “barroco”, de significar riqueza de formas que conmueven nuestros sentidos y ayudan a llegar a dios por todos los medios sensibles adquirió un valor peyorativo y se convirtió en sinónimo de exceso. Como si de pronto fuera mal visto que las películas actuales usaran efectos especiales para conmovernos o se considerara excesivo que tuvieran sonido por considerarlo “demasiado sensorial”.
Así, habría que hacer notar que con la expulsión de los Jesuitas de la Nueva España se nos arrebataron de golpe también los conceptos y los términos, el marco mental para pensar y expresar con facilidad el significado de esa expulsión. Como aquella serpiente mítica de tres cabezas que se mordía la cola y al devorarse a sí misma se comió también las palabras que se estaban forjando para nombrarla. Y así se volvió doblemente invisible.
Una de las importancias de esta obra reside en esa condición. Vivimos como testigos, gracias a ella, una doble supresión: física y conceptual. Porque se trató de mucho más que un acto despótico entre otros. Fue un viraje profundo y una amputación de civilización.
De la misma manera, el dramaturgo se enfrentó a un segundo desafío, el de mostrar implícitamente que la importancia de estos jesuitas con respecto a la Independencia no es solamente la de ser precursores de ella cuarenta años antes. Sino la de pensar y proponer un país bajo un esquema de construcción de una entidad que reconociera su diversidad cultural y su riqueza histórica. Un esquema que no se basaba en la guerra sino en la necesidad de pensar y elaborar una sociedad más allá de ella y si fuera posible que no tuviera que ver con la guerra. Una construcción no violenta.
El país del mestizaje que propone Clavijero abre al pensamiento del futuro de México una distinción fundamental. Y al hacerlo se convertiría en héroe sin balas, en formulador del porvenir posible, no de la gloria ni la vergüenza de la batalla pasada sino del país deseable. Los héroes de la Independencia se quedan cortos y obtusos ante esta propuesta que parecía viable y se iba realizando en diferentes puntos del continente americano. Festejar a estos hombres expulsos por lo que proponían es festejar a quienes pensaron y comenzaron a realizar un país distinto, independiente.
Festejar a los héroes armados de la independencia es como festejar a los abogados de un divorcio que glorifica a la litigación, a la guerra sobre todas las cosas. En el futuro se nos reprochará no haber visto más allá de nuestra narices y festejar a esos violentos abogados en vez de a los verdaderos protagonistas de la historia. Los que pensaron y formularon otro país para todos los mexicanos. El dramaturgo tuvo así ese desafío mayúsculo de no dejar que sus personajes existieran tan sólo a la sombra de los violentos sino que brillaran por su propia luz propositiva, más grande que la luz de los cañones si se mira desde un ángulo distinto al de los lugares comunes sobre los cuales se ha escrito normalmente la historia de México. Y mucho de su presente. 
Así, el tercer desafío que aquella expulsión presentaba al dramaturgo y nos presenta es el de no dejar de poner atención a esa dimensión propositiva muy concreta del proyecto abortado para la construcción de nuestro presente, comprender las fórmulas precisas de desarrollo que en él eran explícitas e implícitas, y de cohesión social basada en la posibilidad de hablar tanto a la punta de la pirámide social como a la base mejorando sin cesar su condición. Un proyecto fundamentalmente integrador de sociedad concreta en el que el conocimiento del territorio y su naturaleza, la memoria desprejuiciada del pasado y la construcción de redes sociales era fundamental y representaba una buena parte de la actividad de los jesuitas mexicanos en el momento de su expulsión. Aquel proyecto interrumpido tenía entre sus ejes fundamentales y fundacionales de la nueva sociedad  un enorme y muy articulado proyecto de educación en todos los estratos sociales. Que era a la vez parte de un proyecto de integración de los mexicanos con otros países. Imaginemos que los mexicanos que trabajan ahora fuera del país lo hicieran haciéndose indispensables en los puestos de trabajo más altos de todas las actividades económicas y no como ahora en los más desfavorecidos. Que la educación de los mexicanos nos hiciera agentes activos de la movilidad económica  y social del mundo en vez de carne de cañón, mano de obra paupérrima de las manufacturas internacionales. Ya con décadas y siglos de distancia, ¿no se reprochará a los mexicanos de hoy haber ofrecido a sus ciudadanos como masa barata, manos y cuerpos degradados en las fábricas armadoras internacionales en vez de haberlos educado para ser agentes transformadores en el mundo? ¿Y por lo mismo haber creado urbes de descomposición social como Ciudad Juárez, donde la disolución de vínculos comunitarios tradicionales, esa vida degradada de los desplazados hacia la boca devoradora de "la maquila", degrade lógicamente el valor de la vida comunitaria y de la vida? La voracidad y sus espejos disuelven poco a poco la luz. Y luego se extrañan del surgimiento violento de la obscuridad.
 Falta descubrir y mostrar cómo y cuando lo contrario también es posible.
Señala con acierto Alfonso Alfaro, en la serie de profundas y sugerentes exploraciones del proyecto jesuítico bajo su dirección en Artes de México: “La descomposición de los vínculos sociales que se expresa a través de la creciente violencia que aqueja a este país no data, pues de la víspera ni es tampoco algo que pueda revertirse a breve plazo: la necesaria reconfiguración del orden social demandará tanto esfuerzo e imaginación como los que desplegaron los expulsos.” Enfatizando además que “no sucumbieron a la desesperanza y canalizaron su energía en forma productiva aún sabiendo que no verían el resultado de sus empeños.” (…) “Ahora pueden ser también ejemplo de entereza y de una actitud propositiva ante un presente sombrío y un futuro cuya construcción demanda tanta imaginación como firmeza y empeño.”

Tres desafíos que José Ramón Enríquez, con la maestría del oficio sortea exitosamente diciendo lo necesario de manera sugerente, como debe serlo el arte, dejando en las manos de la gente que mira y escucha la posibilidad de que en ellos resuene la materialización de la idea. Usando las palabras ya dichas y muchas veces escritas por estos personajes históricos para decir mucho más que ellas. 
Tres desafíos mayúsculos que laten y aletean en estas páginas, en estos diálogos, como se decía literariamente en la época barroca que los ángeles aleteaban entre los renglones de los libros sagrados alertándonos subrepticiamente por medio de los sentidos del llamado que se nos hace a escuchar, admirar, dudar, reflexionar, aprender y si tenemos la entereza de distinguir cómo y cuándo es pertinente, a actuar con certeza en nuestro entorno. 
Alberto Ruy-Sánchez


*Prólogo a la obra de teatro de José manuel Enríquez, La Expulsión, que publicará Ediciones El Milagro. 
** Las ilustraciones han sido tomadas de  Los jesuitas ante el despotismo ilustrado, número 92 de la revista-libro Artes de México. Que forma parte de una serie de varios volúmenes sobre el proyecto jesuita y su significado en la vida pública mexicana incluyendo educación, misiones, ciencia, arte y política. 

miércoles, 6 de abril de 2011

6 de abril: MARCHAS POR LA PAZ



PRIMERAS MARCHAS POR LA PAZ

con Javier Sicilia
Reuní aquí para difundirla, la información que me llegó dispersa por diversas fuentes porque no veía ningún sitio donde estuviera concentrada:

1.Aguascalientes, Aguascalientes.
Miércoles 6, 17 horas
Café La Mandrágora
Nieto, esq. Matamoros
Miércoles 6, 19 horas
Frente al teatro Morelos

2.Cancún, Quintana Roo
del Ceviche a la Plaza de la Reforma.
miércoles 6 de abril, 17 horas
Convoca: Fuenteovejuna

3.Chihuahua, Chihuahua
miércoles 6 de abril, 17 horas
Del Palacio de gobierno

4. Chilpancingo Guerrero
Miércoles 6 , 16.30 horas
Parque M de juárez.

5.Ciudad Juárez, Chihuahua
Miercoles 6 de Abril, 18:00 horas
Sub-Procuraduria del Estado,
Eje Vial Juan Gabriel y Aserraderos

6.Ciudad de México
Miércoles 6 , 17:00 horas
De la explanada de Bellas Artes al Zócalo


7.Ciudad Victoria, Tamaulipas
Miércoles 6 , 17:00 horas
En el 8 de Hidalgo.

8.Colima, Colima
Miércoles 6 a la 17:00 horas
Del Jardín Núñez al Jardín Libertad.

9.Cuernavaca, Morelos
Miércoles 6 a la 17:00 horas
De la glorieta de la Paz al Zócalo de Cuernavaca

10.Culiacán, Sinaloa
Miércoles 6 a la 18:00 horas
Frente a la catedral.

11.Ensenada, B.C.
Miércoles 6, 17 horas
Av. Reforma frente al IMSS,

12.Guadalajara, Jalisco
Miércoles 6 a las 18:00 horas
Concentración en el monumento a los Niños Héroes

13.Guanajuato, Guanajuato
Miércoles 6 a las 19:00 horas
Plaza de la Paz

14.Hermosillo, Sonora
Miércoles 6 a las 17:00 horas
Plaza E. Zubeldia a Palacio

15.La Paz, BC.
Miércoles 6 a las 18:00 horas
Quiosco del Malecón.

16.Manzanillo, Colima
19:00 horas
Jardín Municipal del Centro de Manzanillo “Benito Juárez”



17.Mazatlán, Sinaloa
Miércoles 6 a las 18:30 horas
Plazuela Machado

18.Mérida, Yucatán
Miércoles 6 a las 17:00 horas
Del remate de Av. Montejo a la Plaza Grande

19.Monterrey, Nuevo León
Miércoles 6 a las 17:00 horas
Explanada de los Héores

20.Oaxaca, Oax
Miércoles 6, 18 horas
Ex- Convento del Carmen Alto.

21.Pachuca, Hidalgo.
Miércoles 6, 17 horas
Plaza juárez

22.Pátzcuaro, Michoacán
Miércoles 6, 17 horas
de la la Plaza Gertrudis Bocanegra (plaza chica)
a la Plaza Vasco de Quiroga,

23.Puebla, Puebla
Miércoles 6 a la 17:00 horas
Plaza de la democracia y en el Zócalo

24.Puerto Vallarta, Jalisco
Miércoles 6 a la 17:00 horas
Parque Hidalgo

25.Querétaro, Querétaro
Hora: miércoles, 06 de abril de 2011 17:00.
Plaza de Arma

26
.Reynosa, Tamaulipas
Miércoles 6, 17:30 horas
La Trinchera, Av. Los Virreyes y Retorno 6
a Soriana Ribereña

27.Saltillo, Coahuila
Miércoles 6 a las 17:00 horas
Plaza de Armas Saltillo

28.San Luis Potosí, SLP
miércoles, 18 hrs
de la Caja del Agua a la Plaza de Armas

29.Tlaxcala, Tlaxcala
miércoles 6 de abril, 5 pm
Plaza Xicotencatl

30.Toluca, Edo de México
Miércoles 6, 17 horas
Plaza González Arratia

31.Torreón, Coahuila,
Miércoles 6 de abril, 17:00 horas
Fuente del Pensador de la Alameda

32.Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Miércoles 6, 17 horas
afuera del Centro Cultural Jaime Sabines

33.Veracruz, Veracruz
Miércoles 6 de abril, 17 horas
Desde la Facultad de Economía,

34.Villahermosa, Tabasco
Miércoles 6, 16.30 horas
Entrada principal Tomás Garrido
........................................................................
35. Barcelona, España
miércoles 6 de abril, 17 horas
Plaza Sant Jaume

36.Buenos Aires, Argentina
Miércoles 6 17:00
Arcos 1650, afuera de la Embajada de México  

37.Calgary, Canadá
Miércoles 6 16:00 horas
Consulado de México
833 4th Avenue SW

38. Copenhague, Dinamarca.
Miércoles 6, 18.00 horas
Instituro Cultural de México
Gammeel Vartov Vej 18 2900 Hellerup

39. El paso, Texas
Miércoles 6 15.30 horas
Consulado de México,
900 San Antonio Street

40.La Haya, Holanda
Miércoles 6, 17 horas
Embajada de México ante los Paises Bajos
Nassauplein 28, 2585 EC La Haya

41.Los Angeles, California
Miércoles 6, 10 horas
Consulado de México
2401 w. 6th Street.

42.Nueva York, NY
miércoles 6, 12:30 hrs
Consulado General de México en Nueva York
27 east 39th Street, New York, NY 10016 EUA

43. Madrid, España.
Miércoles 6, 17 horas
Embajada de México
Carrera de San Jerónimo 46

44. Ottawa, Canadá
Miércoles 6, 16 horas
Embajada de México
45, O'Connor Street
45.París, Francia
Miércoles 6 de abril, 20 horas
Plaza Trocadero
a escribir con tierra:
MEXIQUE: 35000 MORTS

46.San Antonio, Texas
Miércoles 6 de abril, 15.30 horas
Consulado de México
127 Navarro Street.

47.Santiago de Chile, Chile
Miércoles 6 de abril, 19 horas
Plaza Italia.

48. San Sebastián, España
Miércoles 6,20 horas
Palacio del Ayuntamiento
Ijentea 1

49. Toronto, Canadá
Miércoles 6 de abril, 16 horas
Consulado de México
199 bay Street

50. Vancouver, Canadá
Miércoles 6 de abril, 16 horas
Consulado de México
1177 West Hastings Street


 Y las que se sigan sumando...